“Nunca he encontrado una persona tan ignorante que no pueda aprender algo de ella.”

domingo, 2 de abril de 2017

¿Estamos facilitándonos la vida o complicándonosla?

Hace poco escribí una entrada sobre la capacidad que tiene la inteligencia artificial de cambiar e incluso dominar el mundo.
Como todos sabemos bien, la tecnología es un campo cada vez más investigado y desarrollado, en el que hay cada vez más personas inmersas buscando la manera de hacer todo mucho más sencillo.



Pero estamos llegando a límites en los que quizás reduzcamos los oficios de la gente que, por una cosa u otra, no ha llegado a alcanzar el conocimiento necesario para un gran puesto de trabajo.
Y es que aún no hemos llegado a simular la mente de un gran empresario, o de un banquero. Eso es algo que aún se escapa del conocimiento de una máquina, y estos puestos de trabajo que exigen un alto nivel de conocimientos y razón, están a salvo del poderío tecnológico.
Pero aquellos oficios como fontanería, pintor, carpintero, y albañil pueden estar en peligro. Hasta ahora eran una vía de escape para toda esa gente que no había llegado a hacer un grado o no tenía suerte en el campo empresarial. ¿Y qué está pasando?
Pues que las máquinas van a acabar con estos puestos de trabajo de 'menor categoría'.

Un ejemplo claro de este cambio es el robot SAM, un humanoide que es capaz de superar en gran medida la rapidez y eficacia de un albañil, aumentando la producción. Si bien esto resulta increíblemente provechoso para las industrias, los diseñadores de este robot lo han creado con la intención de resultar de apoyo, no como sustituto.
Todavía no hay robots con la autonomía suficiente como para estar solos realizando una tarea de esa magnitud.
Por ahora, y en las próximas décadas, estamos a salvo, o por lo menos nuestros trabajos lo están.
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