“Nunca he encontrado una persona tan ignorante que no pueda aprender algo de ella.”

viernes, 23 de diciembre de 2016

¿La fruta es música?

Estuve en Imperial College hace un par de semanas, y me quedé impresionada con un par de proyectos que habían realizado los alumnos de la universidad.



El primer proyecto que vi es el que me ha inspirado el título de la entrada, y consiste en un teclado hecho por plátanos y mandarinas. Lo realizaron cuatro estudiantes en su primer año, como proyecto final de curso. Las instrucciones que debían seguir eran tan simples como que debían usar una 'raspberry pi' o placa base, y de ella sacar una creación lo más original posible.
Ellos se dieron cuenta de que nosotros, los humanos, mandamos pequeños impulsos eléctricos cuando tocamos algo, o entramos en contacto con alguna sustancia. Pues bien, resulta que la fruta es muy buena conductora de estos impulsos.
Con estas bases, decidieron ver qué pasaba si conectaban unos plátanos a la placa base, y todo ello al pc. Resulta que con varios intentos e ideas consiguieron que cada vez que las frutas se tocasen, el pc transformase las señales eléctricas en sonidos, de un teclado o un conjunto musical. Así es que podías ser capaz de tocar una melodía con el simple contacto entre tus dedos y la piel de un plátano.
Me hizo gracia la segunda versión del proyecto, y es que podías cambiar el estilo del teclado a un 'Mario Bros', con los sonidos típicos del tradicional videojuego.
Me encantó, tanto por su originalidad como por su capacidad creativa.

Así como el otro proyecto, una caja de pizza transformada en un teclado en el cual se podían trazar diseños luminosos. Esto, realizado también por 4 estudiantes del primer año, consistía en un montón de lucecitas conectadas a la placa base y manejadas con unos botones. No contaba con mucha utilidad, pero el diseño de la invención es fascinante.
También me gustó mucho este proyecto porque fue soprendente ver cómo algo tan simple como una caja de cartón de pizza puede ser el material usado para realizar un proyecto de final de curso. Esto me enseña que hasta la cosa más simple puede evolucionar a una cosa maravillosa, siempre que usemos nuestra cabeza y no olvidemos nuestra imaginación. Me gustan ese tipo de retos, estoy deseando ser capaz de poner en práctica todas mis ideas.